La sonda Prometheus ha hecho historia al sobrevolar Ío, la pequeña luna de Júpiter, conocida por ser el mundo con más actividad volcánica de nuestro sistema solar. Este hito es especialmente relevante ya que nos permitirá comprender mejor el calentamiento de satélites y planetas por fuerzas de marea, responsable del calor interno que permite la existencia de océanos internos en múltiples mundos del sistema solar.
La misión de Prometheus no es sencilla. La exploración de Ío es compleja debido a las intensas dosis de radiación que podrían destruir una sonda en cuestión de días o semanas. Sin embargo, en 2023 se presentó la propuesta de misión Prometheus, destinada a recoger muestras de Ío.
La sonda no tuvo que aterrizar, sino que se limitó a sobrevolar Ío atravesando los penachos volcánicos de alguno de los numerosos volcanes activos que tiene Ío en un momento dado. Primero sobrevoló el satélite unas cuantas veces para estudiarlo de cerca y, finalmente, se eligió un penacho activo en concreto para atravesarlo, probablemente el del volcán Prometeo, de ahí el nombre de la misión.
Además de gases volcánicos y restos piroclásticos, Prometheus también recogió muestras de partículas del toroide de plasma que rodea la órbita de Ío. Este toroide está formado por iones que salen de los volcanes de Ío, principalmente azufre, sodio, oxígeno, potasio y cloro.
Las muestras recogidas por Prometheus se analizarán en la Tierra con el objetivo de averiguar su origen preciso y, por tanto, las condiciones del interior de Ío. Estas muestras también ayudarán a aclarar si los iones de oxígeno que se encuentran en el toroide proceden de Europa, lo que a su vez nos daría claves sobre la actividad de esta luna.