Talasa es uno de los 14 satélites de Neptuno y también es conocida como Neptuno IV con designación temporal de S/1989 N 5. Fue descubierta por la Voyager 2 en 1989, junto con otros 4 satélites de las 12 restantes (Despina, Galatea, Náyade y Proteo). En la mitología griega, Talasa era hija de Éter y Hemera, y «Thalassa» también significa «mar» en griego. La órbita que traza Talasa sigue la misma dirección que el movimiento de rotación del planeta. Al igual que su satélite homólogo Náyade, está recibiendo una aceleración negativa, lo que puede llegar a producir un impacto contra la atmósfera de Neptuno o contra sus anillos. Talasa tiene una forma irregular y elongada, y hasta el momento (en 2005) no se observa señal alguna de cambios geológicos.